La CIA ha ofrecido a todos sus empleados la opción de renunciar voluntariamente a cambio de una indemnización equivalente a ocho meses de salario. La medida forma parte de los esfuerzos de la Administración Trump para reducir el tamaño del Gobierno y alinear la agencia con sus prioridades de seguridad nacional.
Además, la CIA ha suspendido temporalmente la contratación de nuevos empleados, incluyendo aquellos con ofertas previamente aprobadas. Se advierte que algunas de estas ofertas podrían ser canceladas si los candidatos no cumplen con los nuevos perfiles estratégicos, que ahora se enfocan en la guerra comercial y la contención de China.
Un portavoz de la agencia justificó la iniciativa como una forma de renovar la institución y hacerla más agresiva en su lucha contra los cárteles de la droga y las amenazas externas.
Esta reestructuración responde a la promesa de Trump de reformar la burocracia estadounidense, con la CIA como la primera agencia de seguridad en experimentar cambios profundos.