La administración de Donald Trump ha iniciado deportaciones masivas de jornaleros mexicanos, mientras se prepara para desplegar tropas en la frontera con México, en lo que representa un endurecimiento significativo de su política migratoria.
El martes por la noche, unos 70 migrantes llegaron a Tijuana tras ser detenidos, muchos mientras trabajaban en estados como Colorado y Oregón. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que en tres o cuatro días estarán listos nueve nuevos centros de atención para repatriados en municipios cercanos a los puntos oficiales de repatriación. Además, se están habilitando espacios temporales en ciudades como Nogales, Matamoros y Ciudad Juárez para atender a los migrantes.
Medios estadounidenses reportan que Donald Trump planea enviar hasta 1,500 elementos de las Fuerzas Armadas a la frontera con México para reforzar a la Patrulla Fronteriza. Según fuentes oficiales bajo anonimato, el secretario de Defensa, Robert Salesses, firmará las órdenes de despliegue este 22 de enero. Los soldados asistirán en labores de logística y construcción de barreras para impedir cruces irregulares hacia Estados Unidos.
Sheinbaum informó que el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, inició conversaciones con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, para tratar temas migratorios. México también busca atender a migrantes devueltos bajo el programa “Permanecer en México”, brindando asistencia humanitaria antes de gestionar su retorno voluntario a sus países de origen.
Estas medidas coinciden con la paralización de la aplicación CBPOne, complicando la situación de quienes esperaban ingresar legalmente a Estados Unidos. Mientras las deportaciones recientes muestran una leve reducción respecto al promedio diario de 500 en 2024, el despliegue militar y las redadas masivas reflejan un panorama de creciente tensión en la frontera.
México enfrenta el desafío de gestionar la crisis migratoria mientras negocia con Estados Unidos para mitigar los efectos de estas políticas restrictivas.