Cada tercer lunes de enero, Estados Unidos conmemora el Día de Martin Luther King, una fecha dedicada a celebrar el legado de uno de los líderes más influyentes en la lucha por los derechos civiles.
La jornada no solo recuerda el nacimiento de King, el 15 de enero de 1929, sino también su incansable lucha contra la discriminación racial y su defensa de la igualdad mediante la no violencia.
Desde joven, Martin Luther King se destacó como un defensor de la justicia social, liderando protestas pacíficas para acabar con la segregación racial que oprimía a la comunidad afroamericana. Sus esfuerzos condujeron a logros significativos, como el derecho al uso igualitario del transporte público y el acceso sin restricciones a lugares públicos.
A pesar de su mensaje pacifista, King enfrentó amenazas constantes y varios atentados, hasta su trágico asesinato en 1968 en Memphis, Tennessee, mientras apoyaba una huelga de trabajadores afroamericanos.
Tras su muerte, el congresista John Conyers propuso en 1968 establecer un día festivo en su honor, pero la iniciativa enfrentó años de rechazo en el Congreso. No fue hasta 1983, luego de masivas marchas por los derechos civiles, que el presidente Ronald Reagan firmó la ley que declaró el tercer lunes de enero como día festivo nacional.
La elección de la fecha buscó balancear la cercanía con el cumpleaños de King y evitar interferir con las festividades de fin de año.
Este día no solo celebra los logros de King como líder del movimiento por los derechos civiles, sino también su visión de una sociedad equitativa y libre de prejuicios raciales. Su legado sigue siendo una inspiración para las luchas actuales por la justicia social y los derechos humanos en todo el mundo.
El Día de Martin Luther King es, además, una jornada de reflexión y acción comunitaria, en la que millones de personas participan en actividades de servicio, recordando que el cambio social requiere del esfuerzo colectivo y la perseverancia.