Filipinas denunció el despliegue del mayor buque guardacostas de China en su zona económica exclusiva, calificándolo como un intento de intimidar a los pescadores que operan cerca de un banco de arena disputado en el mar de la China Meridional.
Jonathan Malaya, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Filipinas, expresó su preocupación por la agresividad de China y advirtió sobre el impacto de estas acciones en la estabilidad regional.
Desde Pekín, el Ministerio de Asuntos Exteriores respondió defendiendo sus derechos históricos y legales sobre la región, señalando que las patrullas de su Guardia Costera son «legales y justificadas».
Guo Jiakun, vocero del ministerio, instó a Filipinas a detener lo que calificó como acusaciones malintencionadas, destacando que sus actividades cumplen con las normas internacionales.
El mar de la China Meridional sigue siendo un escenario de tensiones internacionales, con múltiples países, como Vietnam, Malasia y Taiwán, reclamando derechos sobre estas aguas ricas en recursos y estratégicamente importantes.
La disputa pone en juego la seguridad de una de las principales rutas comerciales del mundo, donde circulan mercancías valoradas en billones de dólares cada año.