Bouterse lideró un golpe de Estado en 1980, estableciendo un régimen militar en el país. Durante su mandato, en diciembre de 1982, se produjo el asesinato de 15 opositores políticos, evento conocido como los «Asesinatos de Diciembre».
En 2019, fue condenado a 20 años de prisión por estos crímenes; sin embargo, nunca cumplió la sentencia, permaneciendo prófugo hasta su fallecimiento.
A pesar de su historial, Bouterse mantuvo una presencia significativa en la política surinamesa, siendo elegido presidente en 2010 y reelegido en 2015. Su liderazgo estuvo marcado por programas sociales populistas, pero también por acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos.
Su muerte cierra un capítulo complejo en la historia de Surinam, dejando un legado que continúa generando debate y reflexión en el país.