La Comisión Electoral Central de Georgia declaró a Mijeil Kavelashvili, candidato del partido oficialista Sueño Georgiano, como presidente electo tras obtener 224 de 300 votos en un colegio electoral.
Esta elección marca un hito al ser la primera vez que un presidente georgiano no es elegido mediante votación directa. La oposición se abstuvo de participar en el proceso, calificándolo de fraudulento, y se realizaron protestas en las calles.
La actual presidenta, Salomé Zurabishvili, rechazó los resultados y afirmó que no renunciará, argumentando que «con un Parlamento ilegítimo no puede haber elecciones legítimas».
Sin embargo, el primer ministro Irakli Kobajidze advirtió que Zurabishvili deberá abandonar su cargo el 29 de diciembre, cuando Kavelashvili tome posesión.
Este conflicto se suma a tensiones previas tras la decisión del gobierno de suspender las negociaciones con la Unión Europea hasta 2028, lo que ha avivado el descontento de los detractores del oficialismo.