El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, ha sobrevivido a una votación parlamentaria que lo confirma como líder de un gobierno minoritario tras perder su mayoría en las elecciones recientes. La cámara baja del parlamento votó a favor de que Ishiba continúe en su cargo, pero enfrentará importantes desafíos, como la inflación y la creciente tensión con China y Corea del Norte.
El gobierno de Ishiba, aunque respaldado por el Partido Liberal Democrático (PLD) y un socio de coalición, tendrá que buscar apoyo adicional para aprobar leyes clave en los próximos meses.
Para mantenerse en el poder, Ishiba está explorando alianzas con el Partido Democrático para el Pueblo (DPP), que ha accedido a cooperar voto por voto sin integrarse formalmente a la coalición.
El DPP ha exigido recortes de impuestos y subsidios energéticos, una medida que podría reducir los ingresos del gobierno. Además, Ishiba enfrenta presiones internas en su partido y una posible reestructuración del liderazgo si no mejora su popularidad antes de las elecciones a la cámara alta el próximo año.
En el ámbito internacional, Ishiba podría verse presionado por el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, quien podría imponer aranceles adicionales a productos japoneses y exigir mayor gasto en defensa.
Con índices de aprobación apenas por encima del 30%, Ishiba necesita encontrar maneras de impulsar su apoyo público y fortalecer su posición tanto a nivel doméstico como en la política exterior.
Ishiba sigue en la jugada pero con un gobierno minoritario eso no va a ser fácil porque si no logra alianzas fuertes no va a poder pasar muchas leyes y eso le puede costar el puesto
Con la situación de China, Corea del Norte y la inflación, Ishiba tiene un panorama difícil no solo internamente sino también con la presión internacional por parte de Trump y los cambios en EE.UU.
Lo que me preocupa es cómo Ishiba va a lidiar con los recortes de impuestos y subsidios energéticos que está pidiendo el DPP porque eso va a afectar mucho la economía del país
Aunque Ishiba está buscando apoyo voto por voto, eso no garantiza que pueda salir adelante en la cámara alta el próximo año si no mejora su popularidad y resuelve los problemas
A Ishiba le va a costar mucho fortalecer su posición si sigue con un índice de aprobación tan bajo porque eso afecta tanto su imagen dentro de Japón como en su política exterior
Aunque cuenta con el respaldo del PLD, Ishiba necesita más aliados si quiere mantenerse firme en su cargo porque los desafíos internos son muchos y la presión externa con Trump también lo complica
Este nuevo periodo para Ishiba no será fácil porque tendrá que hacer malabares con las tensiones en Asia y al mismo tiempo manejar la crisis económica interna, no se ve un futuro claro
Lo que me sorprende es que con todo lo que está pasando, Ishiba siga siendo el líder aunque su popularidad esté tan baja a veces parece que no tiene control total sobre la situación interna
La jugada de Ishiba es arriesgada buscando apoyo con el DPP pero al final tiene que encontrar soluciones rápidas a la inflación y a la presión internacional si no quiere perder el poder
Ishiba está navegando aguas turbulentas y con Trump de vuelta en la presidencia, las tensiones internacionales se van a poner peores, eso lo pone en una posición muy vulnerable a nivel mundial