Este domingo, los uruguayos eligen entre dos proyectos políticos opuestos: un retorno a la izquierda con Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio (FA), o la continuidad de políticas conservadoras con Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PAN).
Orsi, delfín del expresidente José Mujica, enfoca su campaña en temas de justicia social y educación, mientras que Delgado representa el modelo económico liberal del presidente Luis Lacalle Pou.
Junto con la elección del próximo mandatario, se votan también 30 senadores, 99 diputados y dos polémicos plebiscitos sobre seguridad y jubilaciones.
Yamandú Orsi, quien fue intendente de Canelones, ha cautivado a sectores progresistas, especialmente jóvenes, con propuestas de justicia social.
Por otro lado, Delgado, exsecretario de la Presidencia, promete seguir con las políticas económicas y de seguridad de Lacalle Pou, destacando el aumento de la competitividad y el combate a la inseguridad.
Además, hay una alta expectativa sobre el comportamiento de los votantes indecisos, lo que podría definir una segunda vuelta electoral el 24 de noviembre.
En paralelo, los ciudadanos uruguayos votan en dos plebiscitos: el primero busca permitir allanamientos nocturnos con orden judicial para combatir el crimen y el narcotráfico, una propuesta del oficialismo que ha generado controversia por el riesgo de abusos.
El segundo plebiscito, impulsado por sindicatos, intenta revertir la reforma de jubilaciones que aumentó la edad de retiro y restablecer un sistema de pensiones administrado exclusivamente por el Estado.
Los resultados de estos plebiscitos reflejarán las posturas de la sociedad en temas de seguridad y bienestar social.
Este domingo se juega mucho en Uruguay, la elección puede cambiar el rumbo del país con Orsi o Delgado.
La juventud está con Orsi, pero eso es suficiente para vencer a un político experimentado como Delgado.
Los plebiscitos son clave, especialmente el de jubilaciones, la gente está preocupada por su futuro.
La propuesta de allanamientos nocturnos suena bien para combatir el crimen, pero cuidado con los abusos.
La polarización es fuerte, si los indecisos se decantan hacia un lado, habrá segunda vuelta seguro.
Orsi y su enfoque en justicia social es atractivo, pero ¿será suficiente para ganar en este clima?
Delgado promete continuidad, pero la gente está harta de la misma receta, puede ser un riesgo.
La inseguridad y la economía son temas candentes, ambos candidatos tienen que ser claros en sus planes.
Interesante ver cómo los plebiscitos influencian el resultado, la ciudadanía quiere voz en estos temas.
Lo que pase en estas elecciones podría definir el futuro político y social de Uruguay para los próximos años.
Uruguay está tan tranquilo que el drama electoral parece una serie de Netflix.
Seguro que los candidatos están compitiendo por quién es el menos polémico.
En Uruguay, el cambio más radical es decidir entre mate y café en las reuniones políticas.
Ojalá que en el debate hablen de los temas importantes: ¡fútbol y más fútbol!
La verdadera elección es ver si alguien puede recordar el nombre de todos los candidatos.
En otros países, elecciones son caos; en Uruguay, es solo otra tarde tranquila.
Los uruguayos decidiendo si prefieren estabilidad o estabilidad… ¡difícil!
Al final, gane quien gane, Montevideo seguirá tan tranquila como siempre.
Lo más emocionante de las elecciones es el partido de fútbol que viene después.
Uruguay, donde las elecciones causan menos drama que un lunes de trabajo.