AJ Griffin, exjugador de la NBA y número 16 del draft de 2022, ha decidido retirarse del baloncesto para seguir su vocación religiosa y convertirse en sacerdote.
Griffin, de 21 años, explicó que esta decisión, aunque pueda parecer una pérdida para algunos, le permitirá servir a Dios plenamente.
Tras jugar dos temporadas con los Atlanta Hawks y haber sido traspasado recientemente a los Houston Rockets, no llegó a debutar con su nuevo equipo antes de anunciar su retiro.
El joven jugador, quien anteriormente destacó en la universidad de Duke, se mostró entusiasmado por su nuevo camino fuera del deporte. Griffin dejó la NBA con un promedio de 7.5 puntos, 1.9 rebotes y 0.8 asistencias por partido en 17.1 minutos.
Y yo que pensaba que el único que dejaba la NBA era el que se retiraba por edad.
¿Ahora resulta que ser jugador de baloncesto es menos importante que seguir a Jesús? Dímelo a mí.
Imagínate que en vez de dunks, ahora va a hacer milagros. ¿Y el contrato? ¿Lo firmó con tinta de Santo?
Así que ahora los jugadores tienen que elegir entre la gloria deportiva y la salvación. ¡Qué tiempos!
No sabía que el MVP también venía con un manual de cómo ser santo.
Ajá, y yo que creía que los únicos que dejaban la NBA eran los que se quedaban en el banquillo.
¿Y quién va a ganar los anillos de oro ahora? ¿Jesús se va a poner a tirar triples?
Este va a ser el primer jugador que haga más asistencias en la iglesia que en la cancha.
Espero que en su nuevo equipo celestial le pasen el balón a menudo.
Bueno, al menos en la iglesia no hay que preocuparse por el «load management».
¿Dejar la NBA por seguir a Jesús? ¿Y el sueño americano?
Cuando tu fe es más fuerte que tu contrato, algo no cuadra.
¿Jesús va a pagar las cuentas de AJ? Eso sí que es un milagro.
Este movimiento redefine lo que significa «cambiar de carrera».
Tal vez Jesús le enseñe a lanzar mejor que su entrenador.
¿Y los seguidores de AJ? ¿Qué harán ahora sin sus highlights?
De la fama a la fe, ¿es este el nuevo trend en la NBA?
El único «dunk» que hará ahora es en el agua del bautismo.
¿Y si Jesús lo llama a jugar en el cielo?
¿Está preparando el camino para más jugadores en la iglesia? ¡Esto va a ser un show!