El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, calificó las recientes explosiones en el Líbano como una «declaración de guerra» por parte de Israel, asegurando que estas tenían la intención de causar miles de muertes en poco tiempo.
Las explosiones ocurrieron en diversas zonas del país, afectando hospitales, mercados y viviendas, dejando más de 30 muertos y miles de heridos.
Nasrallah señaló que Israel buscaba matar al menos a 5.000 personas en minutos, describiendo la acción como una «masacre» sin precedentes en la historia del Líbano.
Hezbolá y las autoridades libanesas responsabilizaron a Israel de lo que consideran una «agresión criminal» y prometen responder al ataque.
Aunque Israel no ha admitido su responsabilidad, fuentes de Defensa e Inteligencia señalaron que Tel Aviv estuvo detrás de la primera ola de explosiones, describiendo los dispositivos como «botones» que podían activarse en cualquier momento.