El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha cesado de su cargo al ministro de Derechos Humanos, Silvio Almeida, tras denuncias de conducta sexual impropia. El palacio presidencial informó sobre la destitución a través de un comunicado emitido el viernes por la noche.
“El presidente considera insostenible mantener al ministro en su puesto, dada la gravedad de las acusaciones”, se lee en el comunicado oficial.
Los medios locales reportaron el jueves que la organización MeToo Brasil, que defiende los derechos de mujeres víctimas de violencia sexual, había recibido varias denuncias contra Almeida. La organización confirmó las acusaciones en un comunicado. Además, el viernes una ex colega de Almeida publicó un video en redes sociales en el que lo acusa de cometer «violencia sexual» en 2019.
Lula declaró previamente en redes sociales que las acusaciones serían investigadas por la fiscalía, la contraloría general y la comisión de ética presidencial, y aseguró que Almeida tendría derecho a defenderse.
Por su parte, Almeida rechazó las acusaciones en un comunicado, calificándolas de “mentiras” y denunciando lo que considera una «campaña para difamar mi imagen como hombre negro en una posición de relevancia en el gobierno».
Ese tipo de acusaciones siempre tienen que investigarse bien.
Es una pena que algo así suceda en un ministerio tan importante como el de Derechos Humanos.
Lula actuó rápido al remover a Almeida de su cargo.
La gravedad de la situación exige una investigación profunda y justa.
Las acusaciones de acoso y violencia sexual no se pueden tomar a la ligera.
Almeida tiene derecho a defenderse, pero las víctimas también merecen justicia.
Que una organización como MeToo Brasil esté involucrada le da peso a las denuncias.
Es lamentable que alguien con tanto poder enfrente este tipo de escándalos.
El gobierno de Lula no puede permitirse ignorar este tipo de situaciones.
Ojalá que todo se esclarezca para bien de las víctimas y la justicia.