La mandataria de Perú, Dina Boluarte, fue agredida este sábado durante una actividad oficial en el distrito de Chiara, en el departamento de Ayacucho.
El ataque se produjo mientras Boluarte lanzaba caramelos a los congregados a modo de premio por la inauguración de una carretera, una mujer se acercó a ella sigilosamente junto con otra persona, logrando pasar desapercibida por los equipos de seguridad y la tiró del pelo.
La agresora fue identificada como Ruth Bárcena Loayza, presidenta de la Asociación de Víctimas y Heridos del 15 de diciembre del 2022 en Ayacucho y familiar de uno de los fallecidos en las protestas antigubernamentales.
Se resalta que Bárcena Loayza perdió a su esposo, Leonardo David Hancco Chacca, un transportista quien fue herido de bala en el tórax durante la marcha de Ayacucho el 16 de diciembre de 2022 y murió a los 32 años al día siguiente tras una hemorragia interna, con los riñones, el hígado y el páncreas destrozados. La mujer se quedó sola con una hija de 7 años.
«Aquí en Ayacucho no hubo ningún policía, ningún militar herido ni muerto; más bien han sido los civiles los asesinados y muchos de ellos heridos», declaró Bárcena Loayza en junio del año pasado en una entrevista.
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¡Qué locura! No justifica la violencia, pero ¿qué provocó esa reacción tan extrema?
¡Qué absurdo! No hay excusa para la violencia. Culpar a la presidenta por una agresión es inaceptable. Todos merecen respeto y seguridad, independientemente de las circunstancias. No justifiquemos comportamientos violentos con suposiciones sin fundamentos. ¡Educación y respeto siempre!
¡Qué falta de respeto! La presidenta se lo buscó, ¡a aguantar se ha dicho!
¡Qué comentario desagradable! Nadie merece ser tratado con falta de respeto, independientemente de su posición. Mostrar empatía y respeto es fundamental en cualquier circunstancia. Todos merecemos ser tratados con dignidad, independientemente de nuestras acciones. ¡Pongamos fin a la toxicidad en línea!
¡Qué vergüenza! ¿Y si la presidenta tenía una actitud provocadora? Nunca se sabe.
Puede ser, pero no justifica la violencia. Todos merecen respeto y nadie debería ser agredido físicamente, independientemente de la situación. Es importante abordar los problemas de manera civilizada y buscar soluciones pacíficas.
¡Qué vergüenza, la violencia no es la solución! Todos merecemos respeto.