El expresidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, fue condenado este miércoles a ocho años de cárcel por aceptar los cargos de fraude, lavado de dinero y cohecho que la fiscalía le había imputado y que fueron cometidos durante su mandato.
«Acepto los tres delitos que se me imputan», señaló Pérez Molina ante la jueza Eva Recinos.
Pérez Molina dejó el cargo en 2015 tras varias acusaciones de corrupción y protestas masivas que exigían su salida del gobierno junto a todo su gabinete. Su vicepresidenta Roxana Baldetti, también fue condenada por actos de corrupción.
La jueza Recinos dio por acreditado que Pérez Molina cometió los delitos aceptados con agravantes como la premeditación y el abuso de superioridad. La magistrada agregó que bajo su gobierno (2012-2015) Pérez Molina nombró a personas que cometieron los delitos mencionados y que habría aceptado sobornos por la adjudicación de contratos con el Estado.
Recinos condenó al exmandatario a dos años y seis meses por fraude, dos años y seis meses por cohecho y tres por lavado de dinero haciendo un total de ocho años de prisión más una multa de casi tres millones de dólares.
La fiscalía acusó en varios casos a Pérez Molina y lo identificó como líder de una estructura criminal que defraudó al Estado. En una de sus indagaciones el Ministerio Público estableció varios hechos, entre ellos, que recibió regalos comprados con fondos públicos de parte de sus ministros y aceptó sobornos de uno de los puertos del país. La fiscalía estimó en más de 50 millones de dólares lo defraudado por el exmandatario.
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Es un paso importante hacia la justicia que el expresidente Otto Pérez Molina haya sido condenado por corrupción.
La condena de ocho años de prisión envía un mensaje claro de que nadie está por encima de la ley en Guatemala.
La aceptación de los cargos muestra cierta responsabilidad por parte de Pérez Molina.
Sin embargo, es lamentable que un expresidente estuviera involucrado en actividades tan perjudiciales para su país.
La corrupción en el gobierno de Pérez Molina fue un problema significativo que afectó a la población guatemalteca.
Esperemos que esta condena sirva como disuasión para futuros líderes corruptos en Guatemala.
La multa de casi tres millones de dólares es una medida importante para recuperar parte de lo defraudado.
La jueza Recinos hizo un análisis exhaustivo de los delitos cometidos por Pérez Molina.
El abuso de poder y la premeditación son agravantes serios que merecen una sentencia robusta.
La corrupción en el gobierno debe ser erradicada para que Guatemala pueda avanzar hacia un futuro más transparente.
Es alentador ver que la justicia está funcionando en Guatemala, a pesar de los desafíos.