El 2024 ha marcado un hito sombrío para la infancia global, según un informe publicado por Unicef el sábado. La agencia de las Naciones Unidas señala que 1 de cada 6 niños vive actualmente en zonas de conflicto, un incremento alarmante que representa más de 473 millones de menores en situaciones de violencia y desplazamiento forzado.
El número de conflictos armados en el mundo ha alcanzado su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, con consecuencias devastadoras para la niñez:
• 473 millones de menores viven en zonas afectadas por conflictos.
• 47,2 millones de niños y niñas desplazados por guerras y violencia, una cifra que sigue en aumento en regiones como Palestina, Haití, Líbano, Myanmar y Sudán.
• Los menores representan el 40% de las personas refugiadas y el 49% de los desplazados internos.
El informe destaca una marcada desigualdad en las condiciones de vida de los niños en zonas de conflicto:
• En países afectados por conflictos, la tasa de pobreza infantil alcanza el 34,8%, frente al 10% en países sin conflictos.
• La probabilidad de que un niño no esté escolarizado, sufra desnutrición o sea desplazado forzosamente es significativamente mayor en estos contextos.
En 2024, varias crisis han empeorado la situación de los menores:
• En Haití, los casos de violencia sexual contra la infancia se multiplicaron por mil, según las denuncias registradas.
• En Palestina y Sudán, la intensificación de los conflictos ha incrementado el desplazamiento forzado de niños.
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, enfatizó la urgencia de abordar esta crisis: “Un niño que crece en una zona de conflicto tiene muchas más probabilidades de no estar escolarizado, sufrir desnutrición o verse obligado a abandonar su hogar. Esto no debe convertirse en la nueva normalidad”.
Unicef insta a la comunidad internacional a reforzar los esfuerzos humanitarios y a priorizar la protección de la infancia en medio de los conflictos. Sin una acción inmediata, advierte, las condiciones seguirán deteriorándose en un contexto que ya ha alcanzado niveles históricos de sufrimiento infantil.