El Día Internacional del Beso se celebra cada 13 de abril, en honor al beso más largo registrado en la historia: 58 horas, 35 minutos y 58 segundos, logrado por una pareja tailandesa. Esta fecha busca resaltar el valor afectivo del beso como símbolo de amor, cariño y conexión entre las personas. También sirve para recordar su importancia en las relaciones humanas más allá del romanticismo.
Históricamente, el beso ha tenido diferentes significados culturales. Desde los primeros vestigios en templos de la India, hasta menciones en textos como La Odisea, la Biblia y el Kamasutra, ha sido visto como símbolo espiritual, medicinal o amoroso.
En algunas culturas era común entre hombres como muestra de respeto, y en otras se consideraba un acto impuro. Con el tiempo, su práctica se volvió habitual y parte esencial de las expresiones emocionales humanas.
Más allá del romanticismo, la ciencia ha demostrado que besar genera múltiples beneficios físicos y emocionales. Aumenta la oxitocina, reduce el estrés, mejora la circulación, fortalece el sistema inmunológico y hasta puede alargar la vida. Por eso, el Día del Beso también invita a reflexionar sobre cómo este simple gesto puede transformar relaciones, emociones y hasta estados de ánimo.